Resulta lamentable la incapacidad de mirar hacia atrás y reconocer que, antes de 1990, nacían en Chile tres tipos de hijos los naturales, los legítimos y los ilegítimos, que las salas cunas eran escasas, que se pagaba la asignación familiar al padre, que las mujeres trabajadoras estaban imposibilitadas de amamantar a sus hijos, que las trabajadoras de casa particular carecían de fuero maternal, que la participación laboral femenina alcanzaba al 31%, que se exigía el test de embarazo para postular a un empleo, que el acoso sexual parecía como algo obvio, que los problemas de familia los veían los tribunales ordinarios, que la violencia familiar era invisible, que el embarazo limitaba tanto el trabajo como la continuidad de los estudios de las mujeres, que los padres estaban ausentes en los primeros días de vida de sus hijos, que no existía un sistema de protección preferencial e integral para la primera infancia, que la ley de matrimonio civil no contemplaba el divorcio y se utilizaba el fraude de las nulidades y así, suma y sigue.
FRE! 2010