Por largos años la mujer fue sólo poesía, era reducida a una simple definición de belleza, ternura, delicadeza. Sometida a una perspectiva de maternidad, una reproductora por naturaleza, sin embargo, al pasar de los años, sobre todo en las últimas décadas, ellas tuvieron que disputar espacios de decisión, la mujer se transforma en una alternativa a los discursos creados por el hombre y su dominación.
Para Platón, la mujer se convierte en objeto de razón. Por lo tanto, en ningún momento defiende sus derechos o los iguala al del hombre. Sencillamente porque al ser un objeto de razón debe prepararse para él, ya que el hombre (masculino) debe reproducirse con alguien similar para poder tener hijos perfectos. Aquí vemos reflejada la visión que Platón tenía sobre la mujer, la cual era considerada únicamente como un ser para mantener la especie y en ningún momento un ser con Derechos Civiles. Y mucho menos con las mismas oportunidades de participación que el hombre.
Podemos deducir que la mujer no tuvo una influencia filosófica occidental desde los inicios de la filosofía desde Tales de Mileto hasta llegar al periodo Socrático, de la misma manera, con la Caída del imperio Romano la mujer se perpetuo en un rol circunscrito a la subordinación del matrimonio hasta llegado el siglo XX, hablamos de casi 3000 años en que la mujer no tuvo participación alguna en la construcción de los discursos que interpretaban la sociedad occidental, su rol se incorpora recién en los años del mil novecientos con el nacimiento del movimiento de reivindicación “Sufragette” en Inglaterra, que triunfa a principios del siglo XX, y en el que las mujeres exigían idéntico derecho al voto que los hombres, lo cual constituyó un modelo para el resto de las mujeres en Occidente.
Es importante por ejemplo el rol de Simone de Beauvoir, Pensadora y novelista francesa, representante del movimiento existencialista ateo y figura importante en la reivindicación de los derechos de la mujer, destacó desde temprana edad como una alumna brillante. Estudió en la Sorbona y en 1929 conoció a Jean Paul Sartre, que se convirtió en su compañero durante el resto de su vida.
También es necesario mencionar a Hannah Arendt, filosofa Alumna y compañera de Martin Heidegger, exiliada en los Estados Unidos a raíz de la persecución nazi en Alemania, cercana también a los fundadores de la Escuela de Fráncfort, esta mujer es la única cuyas obras, de manera indiscutible, aparecen en todas las reseñas curriculares en las universidades que imparten Ciencia Política, la gran critica es que ella es una mujer que se expresa a través de una doctrina masculina.
Fue el movimiento filosófico denominado “Feminismo” el punto de convergencia que no aparece sino hasta la década de los 60 y que nace como una consecuencia de las guerras mundiales, al escasear los hombres, las mujeres en Europa tuvieron que salir al trabajo y a los campos a ocupar el rol que por tantos años se les negó.
Entre los años sesenta y setenta este movimiento fundo sus ideas en la separación del concepto de género y de sexo, asociando el primero a una mera estructura de dominación de los hombres hacia las mujeres, construyendo teóricamente dos visiones para el cambio radical del tipo de sociedad, la primera, la subversión a una sociedad dominada matriarcalmente, y la segunda, una vía radical hacia la igualdad de derechos. El segundo, el sexo, se le atribuyo sólo una connotación característica de la especie. Fue el concepto de maternidad el que nunca pudo ser unificado entre mujeres blancas, negras, marxistas, socialistas, naturistas, etcétera. Lo cual llevó a un quiebre a este movimiento filosófico.
El rol de la mujer en la sociedad contemporánea ha sido cada vez más sustancial, llegando en la última década a ocupar significativos espacios de poder, hoy en Latino América nuestras democracias han elegido a varias de ellas en la primera magistratura de estos países, rompiendo con el paradigma de que las ideas son monopolio de una estructura socio-político-filosófico patriarcal, como parte de la tradición republicana. La política hoy se contrasta con el rol más activo de la mujer en la sociedad y por tanto en la filosofía y su quehacer, sin embargo, sigue siendo una historia de discriminaciones por superar.