A Marta Tapia, vice presidenta del CEM.
La señorita democracia
Por estos días la palabra democracia vuelve a los patios de nuestra Universidad, muchos pensamos que nunca volvería o que quizás, nunca la dejarían volver.
Si algo aprendió el mundo después de estos miles de años, es el valor de la democracia, lo aprendió el cristianismo en su época de apogeo durante la Europa antigua y medieval, lo aprendieron los reyes y la nobleza a punta de pistola en la revolución francesa, lo aprendió y emprendió la iglesia católica durante el Concilio Vaticano I, los alemanes después del holocausto, España después de la dictadura de Franco, África durante y después del apartheid, toda Latinoamérica durante la segunda mitad del siglo XX, lo aprendió Chile, sin ser necesario recordar el como.
Es que cuando no hubo democracia hubo exceso y muerte, nadie puede negar que hoy también existen esos atropellos a la dignidad humana, cientos de ellos, pero al menos, podemos repudiarlos.
Que pensaran los padres de Zamudio cuando a su hijo lo golpearon hasta dejarlo semi muerto porque era homosexual, no puedo imaginar aquel dolor. Que pensaran esas cientos de mujeres que no se sienten interpretadas por la Senadora Von Baer, cuando ellas han sido ultrajadas y aun así, deben continuar con el trauma de tener un embarazo no deseado, debe ser terrible tener que parir el hijo de tu violador, que pensara el pescador de Aysen y su hijo pequeño cuando le dicen desde Santiago que será procesado por la ley anti-terrorista, o el niño mapuche cuando a su madre la golpea un carabinero de fuerzas especiales. Que pensaran esos cientos de miles de Chilenos que desde la impotencia miran, desde la redes sociales, como se impone el bien particular de algunos por sobre todos, es decir, el totalitarismo.
Yo no se lo que ellos piensan, sin embargo, pienso que si existiera una democracia real, hecha para todos, que gobernara para la mayoría y que respetara irrestrictamente a las minorías, todos esos ejemplos que he dado, ya no podría mencionarlos.
Pero esa democracia perfecta con la que soñamos tú y yo Marta, no se construye sola, no nace por generación espontánea, sino, que se cultiva en cada uno de nosotros a través de la educación, formal e informal, como un fruto, un valor, así como sabemos que no es bueno robar, deberíamos saber que la democracia le hace bien a un país, a una ciudad, a una asociación, un sindicato o a una universidad como la nuestra, la democracia le hace bien a todos, le hace bien incluso, a quienes reniegan de ella.
Seis años sin una Federación de Estudiantes elegida democráticamente por los estudiantes a mi juicio es grave, pretender tapar el sol con un dedo, bajarle el perfil o intentar cambiar el tema, es no hacerse cargo del estado de carencia por el que pasamos, frente a las otras universidades de Chile, somos un bicho raro, nadie puede entender que nuestra universidad haya pasado por esto y que nadie pusiera un freno, como mínimo, un freno.
No faltan aquellos que lo toman para la risa, como no me cabe duda que también se deben reír algunos de las demandas del pueblo Mapuche o de las minorías sexuales. Risas que de nada sirven a la hora de construir, a la hora de poner el hombro, a la hora de entregar parte de mi tiempo en un proyecto país, cuando voluntariamente decido poner parte de mis habilidades en dar vuelta situaciones que para otros pasan desapercibidas.
Sé que a muchos no les debe interesar si existe o no una participación democrática en nuestra Universidad, pero a mi me interesa, me importa que nos respetemos, tal cual somos, que respeten nuestra dignidad como personas y estudiantes, nuestras opiniones, más allá de si estamos o no de acuerdo con ellas.
Es posible que nos topemos en asambleas o salas de clases donde no opinemos lo mismo, no importa, para eso vinimos a la universidad (universalidad), para dialogar, debatir, consensuar, aprender del otro, para entender que el mundo es un pluralismo por definición propia, puede ser que vengamos a la universidad para incluso, no escucharnos, pero jamás, para ser seres neutros, como de laboratorios, incoloros e insípidos.
Es por eso que te escribo esta carta Marta, para manifestar mi preocupación tras nuestra última conversación en la “asamblea” y los últimos hechos que ustedes como CEM han impulsado, te escribo, porque me preocupa que me hayas señalado que era fácil crear el ambiente para derrocar la próxima federación, sobre todo, me preocupa tu evidente disposición a destruir la incipiente democracia de nuestra Universidad, de la que te hablaba unas líneas atrás, donde quizás reíste.
No puedo perder la oportunidad de preguntarte: ¿Cuántas personas piensas que piensan como tú en tu carrera?, ¿son muchos? Y si lo son, ¿estas dispuesta a cambiar de opinión? a intervenir para que la señorita Democracia se haga mujer y señora dentro de la UCN, para que, sin importar la ideología que profesemos, cada uno de nosotros valga siempre lo mismo y sea respetado.
Para terminar, sin querer dar consejos o remedios brujos, pero manifestando mis inquietudes, me parece que esa loca obsesión que les a despertado por organizar la semana pirata puede ser riesgosa, el año pasado, por malas gestiones del consejo de presidentes en la misma semana, la federación perdió 6 millones de pesos y quedó en estado de quiebra antes de comenzar el mes de mayo, y ya lo sabes, tuvimos un año caótico, que no podíamos predecir. Este año, si volviese a pasar lo mismo, no podremos impulsar proyectos estudiantiles, foros o debates, ciclos de cine, el tan anhelado congreso para refundar el estatuto, promover campeonatos deportivos, reconstruir la radio y tantos otros desafíos que nos hemos propuesto como estudiantes, está en todos nosotros decidir que es más importante: ¿Un gran carrete universitario o el desarrollo de diversos proyectos estudiantiles durante el año 2012?, yo me quedo con lo segundo. Quedo atento a tus reflexiones.
Saludos Fraternos.
Gabriel Huidobro Reyes